La iniciativa de Fundación Patio Vivo busca facilitar un espacio lúdico a los estudiantes, que han perdido sus instancia de juego durante la jornada escolar por la suspensión de clases presenciales. A través de cápsulas e intervenciones de los asistentes de patio, el establecimiento pretende mejorar el estado de ánimo, disposición a participar, autoestima y creatividad de los niños y niñas.
El juego es una actividad esencial para el desarrollo físico, socioemocional y cognitivo de los estudiantes, que no solo entrega un necesario espacio de diversión y relajo, sino también aumenta la predisposición a aprender y mejora la concentración, entre muchos otros beneficios.
Así lo entiende la Fundación Patio Vivo, una organización que ha convertido los patios de establecimientos educacionales CEAS y de otras comunidades en lugares que fomentan el juego libre, el encuentro con la comunidad y con la naturaleza, y que hoy lleva los múltiples beneficios del recreo a los hogares en cuarentena. Así es como, apoyados por la Fundación Mustakis, crearon “Recreo en Casa”, un programa de capacitación para que los asistentes de patio e inspectores encargados de monitorear a los estudiantes durante sus recesos, puedan facilitar un espacio lúdico a través de cápsulas e intervenciones antes de cada clase online.
“Los niños también están estresados y necesitan un espacio de juego para estar bien. Lamentablemente la cultura del juego aún no está consolidada en Chile, y se dedica muy poco tiempo a él. La verdad es que los niños debieran jugar entre 3 y 4 horas diarias”, explica el director de educación de Fundación Patio Vivo, Marcial Huneeus.
El programa consiste en una serie de talleres para que el personal de apoyo de los establecimientos aprenda habilidades facilitadoras del espacio lúdico, que no requieran de gran infraestructura ni elementos especiales. Se trabaja con el cuerpo, la voz y elementos domésticos sencillos, como calcetines u hojas de papel. Luego, los asistentes de patio realizan cápsulas que se comparten con las familias y realizan intervenciones de 5 a 10 minutos antes de cada sesión pedagógica a distancia, generando un ambiente agradable y entretenido para los alumnos. Los juegos van desde escribir con el cuerpo hasta acompañar canciones con coreografías.
“El juego tiene múltiples beneficios, pero quizás el principal en periodo de cuarentena es cambiar la disposición y estado anímico y emocional de los niños y sus familias. De hecho, los asistentes que hacen el taller reportan sentirse mucho más alegres, felices y animados después de una sesión de juego”, enfatiza Marcial Huneeus.
Una de las funcionarias que participó en el primer taller de los cuatro que se dictarán en Colegio Padre Esteban Gumucio es la asistente de ciclo Pilar Martínez, quien ya venía trabajando con Patio Vivo desde el año pasado, cuando las actividades se realizaban en el patio del colegio. Para ella, la adaptación de las actividades al mundo digital es necesaria para apoyar a los niños y niñas en esta crisis. “Estamos viendo que es posible implementar estos juegos por la pantalla, y que es importante para el autocuidado de alumnos y trabajadores, para activar el cuerpo, tener un momento de relajación”, explica.
La Fundación continuará trabajando por potenciar la cultura del juego en los colegios una vez que los alumnos vuelvan a clases presenciales, buscando diversas estrategias para que sea un espacio seguro. De hecho, muy pronto se llevará a cabo un nuevo proyecto para el patio del Liceo Vicente Valdés.