Me saco el sombrero por Roxana Garrido, profesora de la Escuela Sagrada Familia, y su pasión por enseñar a sus alumnos a leer.

Roxana Garrido siempre quiso ser profesora. Fue una vocación que se presentó muy temprano en su vida, cuando estaba en 1ro básico, el mismo curso que hoy enseña en la Escuela Sagrada Familia. 

Egresada de la Pontificia Universidad Católica, Roxana siempre se desempeñó en escuelas, y para ella, cuya una de sus principales labores es enseñar a leer a los más pequeños, la pandemia ha significado un verdadero desafío.

“Ha sido difícil  para todos, sobre todo por el tema de enseñar a leer, lo que a través de una pantalla es complejo. A pesar de todo, poder trabajar en equipo, y comprobar que los niños y niñas sí están aprendiendo a leer es muy gratificante”, relata.

Roxana asegura que para llevar a cabo esta tarea ha sido clave el apoyo de su propia familia, que aconseja, escucha y acompaña los días más desafiantes.

“Hemos tenido que hacer esfuerzo, tutorías, videos, intentando captar la atención a través de la pantalla, pero gracias a todos, educadora diferencial, familia, trabajo en equipo, sobre todo el apoyo de mi colega del otro primero básico, Denisse Manosalbas. Hemos diversificado herramientas y estrategias también, y así lo hemos podido lograr”, explica.

Para Roxana lo mejor de su trabajo es el contacto con los estudiantes, por lo que considera que la presencialidad ha sido un verdadero regalo, a pesar de la distancia física, “verles la cara de sorpresa, como se iluminan los ojos cuando entienden algo, eso es impagable”.

Asimismo, la docente destaca la cultura de trabajo de la escuela, donde la solidaridad y sentido de equipo se vivencian día a día. “Me gusta trabajar en Sagrada Familia porque existe el trabajo en equipo, los docentes son el pilar y alma de esta escuela, siempre hay uno que está para acompañarte, estamos los unos por los otros, además de una organización suficiente para hacer el trabajo”, finaliza.